miércoles, 22 de febrero de 2012

SPIELBERG DECEPCIONA

Cuando me enteré de que Spielberg preparaba una película sobre la I Guerra Mundial me imaginé algo parecido a Salvar al Soldado Ryan, craso error. Hay años luz de distancia, entre una y otra, no  solo por la calidad de las películas en sí o porque son guerras distintas, sino por el dispar grado de crudeza y sentimentalismo existente entre una y otra. Al Rey Midas de Hollywood le salió un filme, a mi juicio, excesivamente descompensado.

  Desde el punto de vista  formal es impecable, rebosa calidad técnica por los poros, sobre todo por su gran fotografía. El problema, es el enfoque excesivamente sensiblero que va cogiendo la trama, da la sensación de que el director nos está apuntando con una pistola con el fin de sacarnos unas lagrimitas. A lo largo de su dilatado metraje (dura dos horas y veinte)  se nos suceden una serie de personajes, excesivamente entrañables, cuyas historias cruzadas son conectadas a través de Joey, un caballo con complejo de héroe y mártir a partes iguales, y cuya inteligencia emocional rivaliza con la de cualquier ser humano.

  En definitiva Spielberg se larga una cursilada rancia y difícil de digerir, que pasa a engrosar las listas del denominado "cine familiar". Una pena que una grabación de tan bella factura se vea infectada por el más que reutilizado cliché del idilio entre el hombre y su fiel animal,  que en este caso no puede llegar a  ser más inverosímil. War Horse solo puede ser disfrutada desde la inocencia de la niñez.

SHERLOCK II

La taquilla manda y ya que la primera tuvo éxito, Guy Ritchie repite fórmula, con algún aliño nuevo pero más de lo mismo. En este ocasión se nos quiere vender una trama  mucho más complicada , pero las múltiples excentricidades y escenas de acción, en muchos casos innecesarias, apenas dejan comprender lo que se nos está contando. Total para finalmente resolverlo todo de manera simplona y previsible.

La historia,  bastante maniquea, es la de siempre. El bueno de Sherlock Holmes (Robert Downey Jr), con la colaboración de su inseparable  Dr. Watson (Jude Law), que está a punto de pasar por la vicaría, tratará de  poner freno a la gran conspiración del Profesor Moriarty (Jared Harris) para hacer estallar una guerra mundial que ponga en jaque el destino de Europa.

Nada parece funcionar demasiado bien a excepción de la pareja protagonista y es que los momentos dramáticos no calan,  lo mismo le ocurre a los momentos de humor; ambos pueden llegar a ser bastante estúpidos. Lo que en la primera parte fueron virtudes, en esta son defectos, y es que lo que en un momento es innovador, cuando lo repites puede llegar a ser vulgar.

El director británico tira de  su arsenal de artificios visuales y efectos especiales para lograr secuencias de acción de ampulosa complejidad, haciendo de esta segunda parte una superficial película de acción. Sherlock Holmes: Juego de Sombras, cumple su cometido, que es entretener, no transciende, ni tampoco lo busca.

POCA CHISPA

Álex de la Iglesia nos trae de nuevo una tragicomedia crítica con la actualidad, alejada de la  sutileza y el trazo fino, predominando  los brochazos marca de la casa.

 El filme me resultó grotescamente tosco;  la idea de un publicista en paro, que tras una suerte de infortunios termina  en el medio de un teatro romano atravesado por un hierro y rodeado de todo un espectáculo mediático en busca de carnaza  televisiva (algo muy de nuestros días), resulta estrambótica y atractiva a partes iguales, a priori.
  
Los personajes están bastante caricaturizados, pero en ocasiones hasta el extremo, y  eso no me convence.  Destacar a José Mota;  hace un papel relativamente sorprendente, pero que no extrañe a nadie tener la sensación en los primeros veinte minutos de estar viendo la  primera en Nochevieja, parece que el disfraz de tío serio no le pega del todo, uno espera que imite a Rubalcaba al mínimo descuido.

 A lo largo de este drama in crescendo, hay toques de humor negro  realmente divertidos,  y que dan sentido a una estética vulgar y  alejada de la belleza.  La idea está bien traída y por momentos convence, aún así la película va perdiendo fuelle  llegando a un final que agoniza  pero que no podría haber sido otro.

 En líneas generales, La chispa de la vida  se deja ver sin sufrimiento,  pero no soy amante del costumbrismo de mercadillo y la sátira barata.

CINE DE CALIDAD


Me dispuse a ver Drive sin ningún tipo de expectativa, el tráiler hacía presagiar cine de motor con altas dosis de violencia gratuita, nada más lejos de la realidad.

Me encontré, de largo, con una de las películas del año. Es un filme  en el que los diálogos sobran, y los silencios son el marco de fondo de una atmósfera con una estética que atrapa, que a su vez se ve ayudada por un manejo de los aspectos técnicos encomiable; a esta gran combinación hay que añadir una banda sonora hipnótica y un gran trabajo de los actores, que rinden culto al hieratismo más lírico, encarnado sobre todo en la figura del icónico protagonista.

 Es cine negro pausado, con  escenas de violencia bestiales, pero contadas, administradas en su justa medida. La trama es fácil de seguir y no se complica en demasía, el protagonista se ve envuelto, por diversas circunstancias, en una vendetta, acompañada de  una historia de amor, bien traída en este caso, nada empalagosa y que además otorga el dramatismo necesario  para envolver de épica  la cinta.

 Nicolas Winding Refu da en el clavo, la película también tiene sus sombras, por momentos se pierde en el vacío del silencio, pero rápidamente se ve rescatado por la música y esos personajes de rostros tan estoicos. Una buena excusa para pasarse por el cine, no obstante recomiendo verla en versión original, gana enteros.

HAKUNA MATATA


No son malas fechas para dejarse caer   por el cine por  la diversidad de películas  que hay en cartelera. No obstante lo que más presta es El Rey León, que curiosamente no es un estreno.  Obra maestra  reeditada  con el aliciente del 3D, lo que no deja de ser una mera excusa de  una  estrategia  comercial que busca lidiar con la crisis que  afecta a la compañía de animación americana, y  ya de paso infundir un poquito de nostalgia.
  
Para ser cine infantil,  ésta es una historia  de tintes trágicos, armónica y bellamente dura,  que se compensa con momentos divertidos, sobre todo en compañía de Timón y Pumba.  Es una película que luce por concisa (no llega a la hora y media) y atrevida pese  a estar entre los estándares de la factoría  Disney, ya que acerca a los niños a realidades que se antojan crueles  para según que tramo de edad (y que los papis repipis prefieren esconder) y sobre las que  ellos también reflexionan y especulan.

  No conviene olvidar su premiada banda sonora,  que acompaña con acierto el devenir de Simba, desde su destierro involuntario por culpa del usurpador Scar, hasta su vuelta a casa para tratar de recuperar el trono que le fue arrebatado.

  A pesar de las múltiples controversias que generó y genera, por sus supuesto mensaje reaccionario, y por sus dudosa originalidad dado su sospechoso parecido  con un anime de los años 60 (Jungle Taitei), aliento a aquellos que ya la vieron a repetir experiencia y a los que no que se animen. Felices Fiestas.

CINE DE ÉPOCA

La Conspiración es un drama judicial, no al uso, en el que Robert Redford  nos sitúa en el caso contra Mary Surratt (Robyn Wright, sin duda lo mejor de la peli), por su supuesta implicación en el asesinato del presidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln, y la defensa ejercida por  Frederick Aiken (James MacAvoy), cuya disparidad ideológica con la acusada y las fuertes contradicciones morales le conducen a una evolución interesante  como personaje a lo largo de los 120 minutos.

La película peca de pretenciosa, y lo paga;  no obstante deja traslucir excesos pretéritos que  tienen su reflejo  en la actualidad, en la que todavía en tiempos convulsos la ley sufre de ceguera en pos de un supuesto bien mayor. Para ser cine, el rigor histórico roza lo perfecto, así como la gran recreación de época, tomándose como siempre las licencias propias del séptimo arte.

 Se agradece que no sea cine comercial hollywoodiense, y que siendo una película sumamente americana ésta no rebose patriotismo yanqui barato, cargado de testosterona e irracionalidad, empero hay escenas como la inicial, con el acto heroico de turno.

A pesar de no ser una mala película, de ser entretenida, e incluso para aquellos que no conozcan los hechos  puede resultar  sorprendente  (aunque tiene un desarrollo previsible), a mi me dejó en una situación emocional neutra, con el  poso de una cinta muy convencional aún sin ser la típica historia de abogados; le falta chispa. 

CINE ENTRE CUATRO PAREDES


  El filme es una adaptación de una obra de teatro de la dramaturga Jasmina Reza. La trama gira en torno a dos matrimonios que tratan de solucionar civilizadamente  una pelea entre sus respectivos hijos. La cosa, por supuesto, se complica.  De forma perfecta y dinámica van apareciendo las diferencias entre los personajes y poco a poco se van deshaciendo las encorsetadas posturas de los padres, hasta que finalmente se dejan dominar por la naturalidad y se olvidan de la falsa moral que rige las relaciones sociales.

  Polanski nos da una lección de cine entre cuatro paredes, sabe a película de las de antes, donde prima el diálogo, con un guión brillante y divertido, y unos actores que lo clavan, sobre todo el crack: Christopher Waltz.

  De principio a fin  nada es lo que parece,  se aprecia en la evolución de los personajes,  y en la relación entre los mismos, con un proceso primeramente conciliador, al que sigue un enfrentamiento entre parejas, llegando a la complicidad con cada uno de los otros miembros del  cuarteto.  Todo eso con un toque de humor brillante, en pequeñas dosis,  sin ser cargante. No quiero olvidarme de otra de las virtudes de la grabación,  su corta duración. Ya saben, lo bueno, si breve, dos veces bueno.

 Sin duda alguna, Un dios Salvaje, es posiblemente la única excusa aceptable  de la cartelera para "latar" a Cineuropa.